http://www.facebook.com/l/fcd85;www.elpais.com/articulo/sociedad/pareja/Ibis/Eremita/reproduce/Cadiz/primera/vez/libertad/elpepusoc/20080605elpepusoc_3/Tes"
Posdata: Este post tiene una culpable, Susana, una lectora virtual que me invitó a escribir sobre este tema, yo ya le advertí que me sobrevaloraba, esto es la ventaja o desventaja de Internet y la virtualidad, puedes idealizar a tu gusto a tu interlocutor o amigo; aunque al final acepté su reto y aquí está, espero no haber defraudado.DOS PÁJAROS DE UN TIRO
Ibis, con muchas caras, plumajes y múltiples personalidades, sí, así son y se presentan. Hace muchísimo tiempo que uno desapareció de su hábitat natural en la península. Pero otro IBI dañino y ocupa colonizó las viviendas y territorios urbanos, son como parásitos instalados en las viviendas con sus dueños; aunque no tengan ni habitaciones de invitados, esclavizando a ciudadanos trabajadores e inocentes, ciudadanos endeudados hasta los ojos para conseguir su vivienda, pagando su tributo caprichoso según el lugar y a los ciudadanos a los que se les exija. Esos pajarracos negros, relucientes de plata y otros metales preciosos, con picos que son guadañas para los indefensos ciudadanos, gustan de cebarse, como capón en casa del débil; aunque las viviendas sean las más humildes, en especial con las de nueva construcción, con valores catastrales más actuales y próximos a la realidad, sin tener en consideración el poder económico de sus propietarios, si la vivienda está habitada o desocupada, si vive en ella sus propietarios, está alquilada o desocupada. No hacen distinciones si la vivienda la compraron sus habitantes con sangre sudor y lagrimas o son propietarios de una deuda durante cincuenta años o más, si fue heredada y/o si sus ocupantes no tienen presupuesto para su mantenimiento. El IBI, Impuesto sobre Bienes Inmuebles, que se aplica sobre un valor catastral sin pies ni cabeza, tan variable como injusto, dependiendo de la cuidad, pueblo, aldea, barrio o calle donde se aplique, que no hace distinciones, con innumerables agravios comparativos, es despiadado. Por el contrario no gustan de instalarse en iglesias, conventos, casas del clero, castillos, palacios y casas señoriales históricas, que en unos casos, bajo el pretexto de su conservación, no quieren cargarlas por el peligro que representaría “su ruina y caída” y en otros sin ningún pretexto razonable y justificado. Solo nos queda una esperanza, más que urgente, que la próxima e irremediable Reforma de la Financiación de las Haciendas Locales destierre a estos ocupas; además de otros inquilinos, desarraigados, feroces y despiadados animales, a cambio de otros más domésticos y sociales. El Ibis Eremita, en gravísimo peligro de extinción, debe volver a su hábitat natural y original.
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